Mañana por la mañana muy temprano, mucho antes de que salga el Sol, se perfeccionará el primer cuarto lunar: la Luna está medio iluminada y forma una cuadratura con el Sol; estamos exactamente a mitad de camino entre la luna nueva y la luna llena.
Por un lado tenemos la Luna en Cáncer, signo de Agua, y por el otro el Sol en Aries, signo de Fuego: emociones e instinto se enfrentan, intuición y acción buscan el diálogo. Que la acción esté guiada por el corazón y que la impulsividad esté equilibrada por la ternura.
En el signo de Aries encontramos un stellium de varios planetas. De hecho, además del Sol encontramos a Quirón, Júpiter, Mercurio, Vesta y Eris. Pero en el signo de Cáncer, además de la Luna también encontramos a Marte, el regente de este primer cuarto lunar, y a los asteroides Hekate y Pallas.
Marte acaba de entrar en Cáncer tras pasar unos siete meses en Géminis, algo muy poco habitual en él, ya que generalmente tarda unos dos meses en transitar por un signo. En el mito es el dios de la guerra, los duelos y el derramamiento de sangre, asociado al dios romano Ares, pero también es el que rige la acción, la iniciativa, la energía, la motivación y el espíritu emprendedor. Pero el signo de Cáncer nos habla de energía amorosa, feminidad, nutrición y cuidados, sensibilidad y dulzura, emociones e intuición.
Por lo tanto, puede ser que el instinto nos diga que actuemos de una manera, pero luego nos cueste pasar a la acción, porque Cáncer es un signo de Agua, que no tiene forma, escapa y se adapta al recipiente en el que se encuentra. Podríamos tener reacciones emocionales, o incluso contactar con miedos infantiles, ya que Cáncer nos pone de nuevo en contacto con nuestros orígenes, en cuyo caso tendremos que abrazar a nuestro niña o niño interior y cuidarlo como una madre guerrera que defiende a su pequeño del peligro. O tal vez podríamos actuar, pero siguiendo totalmente nuestra intuición en lugar del impulso. Francesca Zangrandi
