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Los rayos del sol calientan mi cara,
una ligera brisa acaricia mi cabello,
notas dulces acompañan el latido lento de mi corazón,
y me siento llena,
agradecido por toda la abundancia que siempre
Madre Naturaleza nos proporciona.

Vengo a ti con la cabeza llena
y vuelvo a casa col corazón ligero.
Sanación y nutrición,
apoyo y amor,
como sólo una Madre sabe hacer.

Oh, Madre Divina,
bendito sea tu nombre
y glorificado sea tu Reino.
Tú que llenas nuestros corazones,
que apoyas nuestros pasos,
que nutres nuestra alma,
siempre pueda ser bendecida.

– Francesca Zangrandi –

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