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Agosto comenzó con un plenilunio en Acuario y termina con otro. De hecho, esta noche la Luna alcanzará su máxima expansión por segunda vez, esta vez en Piscis, el último signo del zodiaco, el que cierra un ciclo y reabre otro, o más bien sienta las bases y los requisitos previos.

Para recordarnos que marca la transición de una fase a otra, el cierre de un ciclo y la reapertura de otro, está también la representación gráfica del signo zodiacal de Piscis, formado por dos peces que se mueven en direcciones opuestas, lo que podría representar el pasado y el futuro, como si purificara los acontecimientos que hemos vivido en los últimos meses y, al mismo tiempo, nos llevara a sentirnos preparados para transformar algo o acoger algo nuevo.
Como último signo del zodíaco, Piscis nos enseña a entregarnos a lo desconocido, a fundirnos con algo más grande que nosotros, con lo divino. El Agua revela en nosotros todo el mundo de las percepciones y nos pide que tengamos fe: la palabra “fe” deriva del griego “pìstis” y se refiere al que confía, al que se fía, por lo que el lema podría ser “Lánzate y la red aparecerá”, es decir, nos invita a dar el salto que deseamos, confiando en que seremos apoyados.

El signo de Piscis es el signo más espiritual del zodíaco y su energía nos recuerda que somos seres espirituales con forma humana. Trabajando con la energía de Piscis, tenemos la oportunidad de ir más allá de los aspectos superficiales de la vida y abrirnos a algo mucho más sustancial, comprendiendo que todo lo que sucede está realmente destinado a suceder.
Así que este plenilunio nos anima a llevar nuestra conciencia a otro nivel, ofreciéndonos la oportunidad de liberar energías que nos distraen o nos hacen olvidar nuestro potencial, y elevarnos por encima de nuestras experiencias para sentir la inmensidad de nuestro potencial. Nos pide que demos un salto de conciencia y nos demos cuenta de que todo lo que hemos vivido era necesario para nuestra evolución.

Como cada luna llena, el Sol y la Luna estarán en oposición, dándonos la oportunidad de trabajar las polaridades e integrar los opuestos: el Sol estará en el signo de Virgo y la Luna en el signo de Piscis, por lo que esta luna llena nos habla de la importancia de aprender a integrar razón y sentimiento, realidad y sueños, materia y espíritu, consciente e inconsciente. El signo de Piscis nos insta a abrirnos a la imaginación, a los sueños, al caos, mientras que Virgo necesita ver cómo funcionan las cosas, busca el orden, y si las cosas no responden a un orden determinado se paraliza.
Pero la Luna en Piscis nos recuerda que no necesitamos forzar las cosas, no necesitamos controlar ni perfeccionar nada. Cuanto más nos desprendemos de apegos y expectativas, más alineados nos sentimos con nuestra vida. Simplemente tenemos que soltar las barreras de nuestro interior que nos impiden recibir lo que necesitamos.

La Luna estará en conjunción con Saturno, el planeta de la responsabilidad y la madurez, así que nos pondrá a prueba, porque es su forma de empujarnos a crecer y evolucionar.
Sabemos que Saturno, el planeta de la forma, permanecerá en Piscis, el signo de la no forma, durante los próximos años, y nos pedirá que hagamos el duro trabajo de desprendernos de todo lo que nos ha adquirido un velo de ilusión. Nos pedirá que nos enfrentemos a nuestras emociones y que nos resignemos a intentar escapar de todo lo que sentimos, de todo lo que nos incomoda. Nos enseñará a tener mejores límites, recordándonos que, a pesar de las inseguridades que surjan, somos más que suficientes.

Feliz luna llena, Francesca Zangrandi

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