El próximo lunes, la Luna alcanzará su máxima expansión en Escorpio, el signo del inconsciente, de lo oculto, de todo lo tabú y esotérico. En los días dominados por Escorpio, experimentamos energías muy fuertes dictadas por la capacidad de transformación continua de este signo, que nos ayuda a afrontar la novedad y el cambio. Además, también se celebrará el Wesak.
Escorpio es uno de los signos más transformadores del zodíaco: un signo de Agua regido por Plutón, que nos invita a enfrentarnos a nuestras emociones más profundas, recordándonos que podemos transformarlo todo, incluso las heridas más dolorosas, convirtiéndolas en perlas de sabiduría y capeando así el temporal con facilidad. Y la clave para trabajar con la energía de Escorpio es la disposición a sentir: se nos invita a acallar nuestra mente lógica, a sentir nuestro yo más profundo y a dejar espacio a todo lo que emerge de nuestro subconsciente.
Puede resultar difícil, incómodo y francamente desconcertante mirar bajo la superficie, en nuestro interior, y tomar conciencia de quiénes somos. Pero Escorpio nos recuerda que lo que hay bajo la superficie nos controla, aunque no lo reconozcamos, y que sólo si nos enfrentamos a ello podremos liberarnos y tomar las riendas de nuestras vidas. Porque es Escorpio, junto con Plutón, quien nos reconecta con nuestro poder personal.
Mientras Tauro se ocupa de la materia, los valores personales, las posesiones materiales y la seguridad, Escorpio rige la destrucción de la forma, las posesiones compartidas, el cambio y la transformación. El Sol en Tauro fomenta la felicidad por las cosas sencillas y tangibles de la vida, mientras que la Luna en Escorpio atrae nuestra atención hacia las complejidades, los intangibles y los misterios. La Luna en Escorpio nos conduce a experiencias profundas e intensas, y el Sol en Tauro nos pide que las vivamos en total presencia, sin huir de ellas.
La Luna está en conjunción con el asteroide Juno, que representa a la diosa de los matrimonios y la procreación, que en astrología nos habla del sentido de la justicia y de la defensa de las propias ideas. Mientras que el Sol está en conjunción con Urano, el planeta de las revoluciones, de los cambios radicales, de lo inesperado, de la ruptura de esquemas y estructuras existentes.
Los dos luminares formarán una T cuadrada con los asteroides Chariklo y Pallas en Acuario.
Chariklo es el asteroide más grande del Cinturón de Centauros. En el mito es la esposa de Quirón y la guardiana de los procesos de transformación profunda. En su nombre encontramos la palabra griega “charis” que significa “gracia”, y es precisamente la imagen de lo femenino que cuida, que no juzga, que guarda y apoya sin juzgar, con presencia y compasión. Es la creadora de nuevas estructuras y prepara la medicina con la que Quirón empieza a curar a los demás. Mientras que el asteroide Pallas representa a la diosa nacida literalmente de la cabeza de su padre, Zeus (Júpiter), por lo que es muy mental, se centra en un pensamiento, en una idea, y la persigue tenazmente hasta que la comprende y la lleva a la práctica.
Plutón, el regente de esta luna llena, está en el signo de Acuario y acaba de comenzar su retrogradación anual, que por primera vez toda tendrá lugar en el signo de Acuario.
Las retrogradaciones están representadas por palabras que empiezan por “re”, como revisar, reconsiderar, realinear, … por lo que son el paso atrás que en realidad nos permite dar muchos pasos adelante, como si fueran una pausa sagrada que nos invita a mirar a nuestro alrededor, a revisar quiénes somos y la dirección en la que caminamos, a integrar nuestras experiencias pasadas y a cerrar lo que hay que cerrar. Las retrogradaciones nos recuerdan que, por mucho que lo intentemos, la vida no es lineal: nuestro viaje es cíclico.
La retrogradación de Plutón nos trae el tipo de apertura que nos permite cambiar los cimientos de lo que somos. Plutón recorre nuestro inframundo, nuestra psique, nuestro inconsciente, nuestro cuerpo emocional. Plutón excava para sacar a la luz; nos muestra lo que está oculto en nuestro interior y que espera ser aceptado y sanado. Es allí donde nos sentimos prisioneros de nosotros mismos donde Plutón nos pide que encontremos nuestra libertad. Es en las experiencias en las que nos hemos sentido impotentes donde Plutón nos invita a encontrar el poder. Y es abriéndonos desde dentro como Plutón da la bienvenida a la luz en los espacios oscuros.
¿Quién tiene el poder en nuestras vidas?
¿Lo tenemos nosotros o lo hemos delegado en otra persona?
¿Cómo solemos utilizar nuestro poder?
¿Resuena este modo con lo que somos ahora?
Y en este pasaje nos acompaña la luz divina derramada sobre el mundo por los maestros iluminados: es el Wesak, la gran bendición para toda la humanidad y para todo lo que vive en el planeta. Celebramos un retorno, el advenimiento de una gran luz que ayudará al crecimiento, la evolución y la liberación de los seres humanos.
Feliz luna llena y feliz Wesak, Francesca Zangrandi
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