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Hoy es luna llena en Virgo, la segunda Superluna del año y, además, la más cercana a la Tierra de las tres Superlunas de este año.

El Sol acaba de entrar en el signo de Piscis, por lo que la última interacción polar de la temporada de invierno es el eje Virgo-Piscis. El signo de Piscis representa el infinito, es impredecible, fugaz y extático, mientras que el signo de Virgo representa los detalles, es escrupuloso, analítico y enfocado. Entonces, estos dos signos muestran las divisiones, incluso en nosotros, pero para reunirnos internamente y encontrar un equilibrio entre lo concreto y la espiritualidad.

El signo de Virgo está gobernado por Mercurio, que se encuentra en la zona de sombra (preparatoria) de la retrogradación, conjunto a Neptuno en el signo de Piscis.
Los aspectos entre estos dos planetas indican las relaciones entre dos fuerzas complementarias en el nivel de inteligencia, es decir, la percepción del intelecto y la intuición del intelecto. Y cuando Mercurio y Neptuno se unen, la intuición está al servicio de la inteligencia y esta está permeada por el deseo de metamorfosis.

En Astrosofia los planetas han sido asociados con los chakras principales: Mercurio está asociado con el primer chakra y Neptuno con el séptimo.
Estos dos chakras son los únicos (en el sistema de los siete chakras principales) que no tienen una dirección frontal y dorsal al mismo tiempo, sino están unidos por una sola línea etérica que une la parte superior de la cabeza con el área genital, cruzando todos los otros chakras.

Justo en el medio de esta línea etérica, encontramos el cuarto chakra, el chakra del corazón, el asiento de la energía divina de la corona y el impulso vital del área genital, el lugar que une las fuerzas que vienen de arriba y abajo, de adentro y afuera; por eso es el lugar donde se encuentran lo material y lo espiritual.
Este chakra se considera la puerta de entrada al alma y aquí se originan todas las formas de amor. Entonces, abrámonos a la alquimia del amor y permitamos que el amor abra nuestros corazones; entremos en el corazón y preguntemos qué nos falta en nuestra vida para acercarnos a la mejor versión de nosotros mismos.

Hay dos corrientes energéticas que cruzan los chakras, una descendente y otra ascendente: la primera es de manifestación y la segunda de liberación, es decir, nos hace salir de los límites del plano manifiesto para alcanzar estados más expansivos del ser.
La corriente liberadora es la que más se enfatiza porque se cree que conduce a la liberación personal, pero también es importante la corriente descendente, ya que es la que nos permite manifestarnos y hacer un buen uso de nuestras ideas al darles una forma tangible.

Entonces dejemos que la mente hable con el corazón y confiemos más en el sentir que en la razón; conectémonos con nuestra intuición y dejemos que la energía se condense más y más, manifestando concretamente nuestra verdad (después de todo, Virgo es un signo Tierra).
Feliz luna llena, Francesca Zangrandi

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