Hoy, 27 de diciembre, la dedicación se hace al signo de Tauro, símbolo de la tierra, de la fertilidad. La estabilidad es la característica del elemento Tierra y se manifiesta inequívocamente por Tauro.
La energía es la del crecimiento lento y progresivo, del nutrimento generoso y abundante: después del impulso vital de Aries, la yema recién brotada comienza a crecer y necesita tiempo, calma y tranquilidad; requiere estabilidad y seguridad para que crezcan las raíces.

En la mitología egipcia, el signo de Tauro estaba simbolizado por Osiris e Isis: el toro Apis, consagrado al Sol-Osiris, llevaba la media luna-Isis entre los cuernos.
También en el panteón hindú, Shiva está montando un toro que lleva una media luna entre los cuernos; y de hecho, el ideograma del signo ♉ está formado por un círculo (sol) coronado por un semicírculo (luna creciente).
Tauro vierte en la tierra el amor y la armonía, manteniendo la humildad como una referencia constante, por lo que este arquetipo nos exhorta a convertirnos en un canal perfecto para recibir y transmitir armonía y amor en todas las experiencias de la vida, independientemente de la emoción que las acompaña (ya sea alegría o dolor, exaltación o depresión).

El discípulo relacionado con Tauro es Andrea, cuya característica distintiva es la humildad. Este es uno de los atributos más importantes que debemos cultivar, ya que cuando se desarrolla en un alto grado se convierte en un gran poder del alma.
En el cuerpo, el centro relacionado con el Tauro es la garganta, a través de la cual es posible pronunciar la divina vpalabra creadora.

El pensamiento bíblico en el que podemos meditar hoy es: «El que vive en amor, vive en Dios» (1 Jn 4,16)
El amor es la única fuerza capaz de cambiar nuestros corazones y los de toda la humanidad, haciendo que todas las relaciones (entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres, entre culturas y civilizaciones) sean favorables y beneficiosas.
Ahava, Francesca Zangrandi